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30.12.10

Vacaciones

Eres una santa le dijo mientras terminaba de desvestirla y besarle todo el cuerpo. Ella soltó una risita y no se sentía santa sino borracha y además puta, muy puta. No se podría ir a su casa, afuera llovía. Y ella no estaba como para manejar, él se negó porque, digamos la verdad, se la quería tirar.

Después de dos meses, él le pidio casarse. Ahora él estaba borracho, bueno los dos, pero él se lo proponía en serio, quería hijos y casa, no departamento, quería ser el esposo que lleva a los chicos a la escuela, quería un perro grande. Ya lo escuchaba ladrar afuera.

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