Páginas

27.3.20

Los treinta años de edad


Hola Sylvia
cumpliste treinta y te mataste
yo lo leo a él que te nombra mucho, que te pone no como ejemplo pero sí como ejemplo
yo te leo a ti en este encierro que es una liberación
he cumplido treinta y no lo he pensado
he cumplido treinta y no lo he logrado
he logrado tanto y la vez nada
mi desorden tiene un nombre
en los sesenta tú no tuviste suerte ¿sería suerte?

Sylvia, yo te llevaría a caminar, no hoy porque no podemos salir
allá afuera hay algo muchísimo más grande que nuestros sentimientos que nuestros pensamientos
es un virus, no lo vemos, pero está allí y es peligroso
no nos arriesgaría. Más bien esperaríamos dentro de casa. Te prepararía el café instantáneo que me hago a diario y conversaríamos de los treinta años que sumarían ya sesenta entre las dos

Me quejaría contigo de la vida porque es lo que suelo hacer muy bien
tú no te quejarías
más bien sonreirías
en un país lejos del tuyo, con una completa desconocida
ya no me voy a quejar, te mentiría y tú sonreirías una vez más
qué pequeñas somos en el vasto universo pensaríamos las dos

que acabe la cuarentena y te iré a buscar.

12.3.20

Acomodar el corazón alrededor de un plato

Annie, mil veces te lo repetimos. Y ya no importa si con cada caída reinicias. Le damos un check al viento que pasa suavecito por la avenida. Sólo por esta vez no reniegas de cómo te levanta el vestido a las 6 de la tarde. El viento. Más bien te dice bajito lo mutuo siempre será primero. Y llegas a casa y lo aplicas en silencio, aún más bajito que el viento. Y odias un poco esa palabra. Y te sientes otro poco estupida. Pero luego ya no. Piensas en ella, en él, en ellos. Piensas en los jardines que se perdieron. En las casas grandes que son tus favoritas. Y deseas con todas tus fuerzas amanecer recordándola más a ella y a la ponciana que cuidaba. Y cierras los ojos fuerte, para ayudar mágicamente a los deseos, mientras ves más bien sus manos tus manos quitándole el corazón a cada diente del choclo. Los acomodas alrededor del plato limpio muy limpio y te duermes en su regazo.