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26.6.10

El taxi de ayer

Ana tomo un taxi hasta su casa. Se subio en el asiento trasero pero se dio cuenta que había una mujer rubia al lado del taxista.
Ana pensaba cómo pagaría el taxi. Le dijo al taxista que pare en una esquina. Se bajo.

Señor, no tengo dinero para el taxi, me acaban de robar
El policía estaba confundido, pues la veía con su cartera y muy bonita ella.


Ana corre, corre y corre. Escapa y se confunde entre la gente
El taxista la perdio de vista.

Luis y Gabriela andaban en su carro. Le pasaron la voz a Ana.
¡Ana, ven, sube rápido!

Ahora divisó detras al taxi anterior. La mujer rubia se cambiaba de polo dentro del vehículo. Ana se pudo dar cuenta que el taxista detuvo su carro en la puerta de la universidad. Ellos eran los secuestradores, pensó.

Ana le invitó una galleta a Gabriela, y Luis le preguntó si había ido al nuevo Ripley del costado de la Iglesia.

18.6.10

Las terapias que pasaron


Más de un año de terapia psicológica y psiquiátrica.
Más de dos con terapias no-continuadas.
He dormido en un psiquiátrico
y he necesitado ayuda de miles (bueno, no tantos) de doctores.

Sigo medicada y no puedo tomar alcohol, pero a veces lo olvido a propósito.
Los psi no han sido malos, sino al contrario.

Pronto publicaré los pasos para salir de esto.
Ahora aún no es tiempo.

Más bien, es tiempo para mi.
Para quedarme dormida leyendo,
para despertarme y despertar mi ingenio.

Las crisis que pasaron fueron juegos mecánicos.
Las terapias que pasaron aún no pasaron en verdad.

Porque tengo alas guardadas,
porque yo decido cuando sacarlas
porque aún soy la princesa de la boca de fresa,
de todos y de nadie.

No esconderme cuando caigo,
quiero que me veas llorar.
lalala