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19.2.11

Trance

Por fin llegar a mi cuarto, no al desorden, no a la oscuridad de la noche. Arrojar el cenicero de colores a la cama y ponerme la batita más cómoda de todas. Los papeles, el libro prestado de Katty, el celular y mi cajetilla de Lucky Strike también caen sobre la sábana delgada. Soportar un sólo cigarro mientras escucho las letras de estos grupos ochenteros y quiero estar embarazada de nuevo. Sonrío deliciosa mientras recuerdo las semanas pasadas, y apago el cigarro. Nos envolvemos en sábanas y leemos, aunque primero el lapicero.


Sofía te veo tan pequeñita en los videos, tan graciosa, tan parecida a mí cuando tenía dos, tres o cuatro años, cuando iba al nido, cuando era la mejor amiga de Solange y la novia de Yarin-tallarín. Cuando en la casa se usaba lamparín. Y te extraño tanto. Algún día te volveré a cantar y volveremos a pintar las paredes de mi cuarto con tiza, volveremos a bailar encima de la cama o en una discoteca del Centro de Lima, borrachas, algún día. Tal vez ese día te cuente lo que me ha pasado estos años, lo que me ha pasado estos meses, estos días, lo que he escrito en esas hojas del folder manila. Porque ningún chico lo entendería hoy, ellos dicen que sí, pero son tan simples que yo sé que no.

"Sofíaaaaaaa" gritan mi nombre. Salto de la cama. Pongo un ojo en el celular: 7:53am. Menos mal que vivo cerca de la universidad. Igual tengo que apurarme si no quiero llegar tarde al examen final. Carajo, ¿dónde está el libro de Katty?

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