Paso de todo, menos de mi cuerpo.
Siento tanto y no de pedir perdón
porque no soy culpable. Yo alcanzo.
Me alimento y no me alimento.
No quiero decir prohibido,
las verduras las frío.
Ellos no saben cómo me quedo.
Me gusta el calor del auto.
Cuando entro, no necesito
frotarme las manos,
ellas están en familia.
El espejo retrovisor tiene doble función:
veo la pista y todo el tráfico de Lima,
para luego querer arrancarme cejas y pestañas,
y morder los labios es tan necesario.
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