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29.10.09

Hoy Noelia



Noelia caminaba sola por la Av. Larco. Noelia coqueteaba con un hombre antes de cruzar la pista. No volteó, él sí. Ella lo intuía, lo sabía. Noelia dueña de la pista. Noelia cansada de ver dos películas seguidas y de una vida de adolescencia tardía. Fue ayer cuando Martin dejó de decirle niña y fue hoy que ella lo llamó.

-¿Martin?
-¿Noelia?
-Mira...
-Yo te quiero y si te conté...
-Sólo ya no me llames, menos con otros nombres. Compórtate como alguien de 21.

Tecla roja: end. ¿Qué montón de incoherencias eran esas, Noelia? ¿Tus 18 años te justificaban? Paremos de caminar. El hombre permaneció en dirección hacia ella. Avenida Benavides. Stop.

-Diculpa -previo tocarle el hombro y previo indecisiones
-¿Qué? -se sorprendió falsamente ella
-Te vi hoy y ayer en el centro cultural... y me dejaste con curiosidad
-¿La carcajada, no?
-Pues ¿qué más?

Claro que había más, pero se arriesgaba a parecer un idiota más algo más. Noelia vio en él la picardía de Martin. La picardia que Martin no tenía ayer, cuando Noelia le recomendaba crecer (disfrazándose ella misma de señorita-responsabilidad más una imagen de ella llegando tarde a.), cuando ponía punto aparte a medio año juntos y separados. Sí, ella nunca elegía punto final. El aparte le dejaba la sensación de movilizarse dentro de Martin. Martin la había cagado y ahora se arrepentía, pero pensándolo bien, no le hubiera contado nada, carajo. Encima ya no me responde el celular, Noelia es experta en desaparecer, renegaba él.

-Espérate, voy a apagar esta cosa
-No me digas que la marcación

¿La marcación? Este tipo, pensaba Noelia, parece mayor que Martin y me sale con ¿la marcación? Pena. Lástima. Esto se hubiera quedado en cruzar miradas a las nueve de la noche.

Mal inicio, pero de algo pudieron conversar unos minutos más, hasta llegar al tema-carcajada y al siguiente paradero. Ayer fue cuando Noelia soltó una carcajada en medio de la sala, ahí fue donde Pablo se fijó en una Noelia triste por lo de Martin. ¿Qué hacía Noelia cuando una película le recordaba que siempre se enamora de puro intransigente? Stop, otra vez, Noelia. No te creas adulta. Martin no crece y ¿quién comprobó que tú sí? Tomar decisiones era sólo el primer paso. Lo que sigue de ellas no se solucionan con un punto aparte y con conversaciones de media hora con un extraño, o (¡ves!) en otras palabras, con un Pablo que llegarías a conocer mejor, que le perdonarías el haber dicho marcación.

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