- siento que tengo muchas historias en mi cabeza
- he pasado y sentido cosas que me gustan ahora
- y quiero cambiar los nombres, el mío y el de los demás, para que no hayan incovenientes blablabla
- siento que ellas (ellos también, pero sobretodo ellas) aumentan ese repertorio de hechos tan diferentes y tan similares
- cada suceso me persigue y me pide que lo escriba, que aumente ficción y eso es tan hermoso, porque sigue siendo real allí lalala
- los sueños, los sueños, hablo de cuando sueñas durmiendo, esos sueños que tanto me sirven, sus sueños que no me sirven tanto pero igual me gusta escucharlos
- soy yo quien decide si cambio algo o no. yo y las ganas de escribir lo que quede mejor
- cuando tenga sesenta años, voy a leer todas esas historias escritas en papeles desordenados y no voy a entender nada. me gusta pensar en que me voy a confundir total con tanto cambio de nombre
Finalmente los gatos sólo son gatos y las nubes no son sino nubes y yo soy, definitivamente, yo. Entonces se es adulto y se puede morir. Ella no era sólo ella, sino los gatos y las nubes y la poesía y los latigazos y las cámaras de gas y las estrellas y su propia muerte. -José B. Adolph
26.3.11
cabecita a mil
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