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10.1.10

pes-ca-do

(Acordándome haber sido Isabel, un juguete estival para alegrar a Nino)


"Acostada, sin luz, llena de besos y miradas tristes de Inés [laura.C] y su madre[laura.S], no bien decididas pero ya decididas del todo a mandarla. Antevivía la llegada en break, el primer ayuno, la alegría de Nino cazador de cucarachas, Nino sapo, Nino pescado (un recuerdo de tres años atrás, Nino mostrándole unas figuritas puestas con engrudo en un álbum, y diciéndole grave : “Este es un sapo y éste un pes-ca-do”). Ahora Nino en el parque esperándola con la red de mariposas, y las manos blandas de Rema —las vio que nacían de la oscuridad, estaba con los ojos abiertos y en vez de las cara de Nino zás las manos de Rema, la menor de los Funes. “Tía Rema me quiere tanto”, y los ojos de Nino se hacían grandes y mojados, otra vez vio a Nino desgajarse flotando en el aire confuso del dormitorio, mirándola contento. Nino pescado. Se durmió queriendo que la semana pasara esa misma noche, y las despedidas, el viaje en tren, la legua en break, el portón, los eucaliptos del camino de entrada. Antes de dormirse tuvo un momento de horror cuando pensó que podía estar soñando. Estirándose de golpe dio con los pies en los barrotes de bronce, le dolieron a través de las colchas, y en el comedor grande se oía hablar a su madre y a Inés, equipaje, ver al médico por lo de la erupciones, aceite de bacalao y hamamelis virgínica. No era un sueño, no era un sueño.
(...)
Nino un sapo, Nino un pescado, y las manos de Rema que daban deseos de llorar y sentirlas eternamente contra su cabeza, en una caricia casi de muerte y de vainillas con crema, las dos mejores cosas de la vida"


Cortázar


Ya, algo como esto. Cuentos y más cuentos, luego de. Cuentos o letras tan frescas como las que volví a descubrir ayer. Cosas que devuelvan la calma. Y quedarme en cama como antes de. Gente que sepa ver los detalles: se van acabando eh.

Yo recuerdo cosas como las que pasaron en 'Bestiario' o en otros tantos. Recuerdo haber peleado por un disfraz. Recuerdo juntar cosas en el jardín. Recuerdo esas ganas de llorar. Haberme hecho la dormida para escuchar conversaciones ajenas o para ver la reacción de otros. Tan cotidiano. O cuando me escondía en la tienda de mi tío, con mi hermana o a veces sola.

2 comentarios:

G. dijo...

genial foto, genial cuento.

PistolaMucca dijo...

Me gusta t blog.....te seguirè....chauuuu

www.pistolamucca.blogspot.com